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Ahhhhhhhh, tú, soso, fofo, pene pequeño, ego enorme.
Ahora con una canción de sumo.
Pero a ti te basto para cambiarme.
¿Y yo?
Nunca tuya.
Nunca incondicional.
Nunca tan tonta como para entregarme por completo.
Hay un cierto orgullo en eso.
Hay una cierta cura en el alma.
No fuiste tanto como para temerle al dolor.
Tu método funcionó muy bien.
No importa.
A pesar de eso, no murió la esencia, no cambié lo que soy, lo que creo, lo que quiero.
Y venció la lógica. Mi lógica.
Me aferré a lo único que me quedaba, lo único que nunca tendrás:
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