escapa
Yo soy una persona contenta.
Que se conforma con lo que la vida le da.
Que busca sus metas, pero que no se derrumba con facilidad.
Que acepta lo que le sucede sin pataleos infantiles.
Que mira al futuro con optimismo.
Que disfruta el presente sin arrastrar lo malo del pasado.
Yo quisiera ser así pero soy todo lo contrario.
Y no sé cómo hacer para sentirme mejor. No sé cómo hacer para no sentir esas cíclicas ganas de morirme. No sé cómo hacer para no estar siempre buscando algo que no sé lo que es. No sé cómo llenar el vacío. No se cómo asumir mis errores sin querer culpar a alguien más por ellos. No sé cómo apreciar a quien me ama. No sé cómo alejarme de lo que no me conviene. No sé cómo enfocar mis energías en cosas constructivas, en lugar de buscar destruirme una y otra vez.
Supuestamente soy inteligente
Pero siempre hago cosas burras, me siento burra.
Supuestamente soy atractiva.
Y siempre me siento fea, como podrida por dentro.
Supuestamente soy fuerte.
Pero cualquier estupidez me hiere en demasía.
Supuestamente me importa un bledo la opinión de la gente.
Pero me asusto, me da pánico sentirme juzgada, no resisto sus ojos sobre mí.
Quiero concentrarme en lo bueno. No quiero sentirme así. No quiero caer, no quiero sentirme en el infinito hoyo oscuro. Pero no sé cómo salir, no sé cómo escapar. Todo me jala aquí, sólo logro escapar cuando distraigo mi mente con cosas vacías, cuando no pienso en mí misma.
A veces pienso que debería internarme. Que no sé vivir en el mundo exterior. Que no tengo la fuerza. O lo quiero todo o no lo quiero nada. O quiero vivir y rebotar hasta las cúspides más altas o quiero guardarme, envolverme en tissues y quedarme quietecita.
Quisiera tener 6 años, dos colas, la barriga enorme. Quisiera que mi papá me abrazara fuerte fuerte, que me dijera que soy hermosa, que me diera unas gomas dulces, que me cargara hasta el cielo. Quisiera ponerme unas zapatillas de ballet y bailar por horas, sin tener que preocuparme por el mañana.Quisiera tener un maletín en donde entraran todos mis miedos, meterlos y enviar el maletín a Tazmania.
Quisiera confiar en un mañana mejor, quisiera ver que esto es pasajero. Pero llevo casi 10 meses en el hoyo, asomándome y cayendo, escapándome y volviendo y ya no quiero estar aquí. Pero cada forcejeo me debilita, cada escape me hunde, porque no lo hago bien, porque no sé cómo hacerlo bien.
Y ya no me queda fuerzas para pararme sola. Y quiero apoyarme en algo pero nada me soporta. O yo creo que lo que tengo a mano no soportaría la densidad de mi peso. No quiero esa ayuda, quiero la que no puedo tener. O quiero la mano de quien no me quiere ayudar. O pienso que en ciertos brazos podría sentirme segura. Brazos falsos, que no existen. Que nunca existieron.
Y hasta yo misma me canso de mi rollo. No entiendo como no te canso. Y pruebo, pruebo mil veces. Te araño, te escupo mi odio. Y tú te limpias la cara y me abrazas, me besas en la frente. Y yo lloro y tú me calmas. Y te beso y te aprecio. Hasta que cualquier cosa agita mi miedo. Hasta que mis propias frustraciones me comen viva por nada, hasta que se despiertan mis demonios y vuelvo a odiarte, a culparte. ¿Por qué?
Lo único que se me ocurre es irme, irme bien lejos. Estar sola. Distraerme con lo que veo, para no mirarme más por dentro. Huir. Y vivir como fugitiva de mí misma.
Que se conforma con lo que la vida le da.
Que busca sus metas, pero que no se derrumba con facilidad.
Que acepta lo que le sucede sin pataleos infantiles.
Que mira al futuro con optimismo.
Que disfruta el presente sin arrastrar lo malo del pasado.
Yo quisiera ser así pero soy todo lo contrario.
Y no sé cómo hacer para sentirme mejor. No sé cómo hacer para no sentir esas cíclicas ganas de morirme. No sé cómo hacer para no estar siempre buscando algo que no sé lo que es. No sé cómo llenar el vacío. No se cómo asumir mis errores sin querer culpar a alguien más por ellos. No sé cómo apreciar a quien me ama. No sé cómo alejarme de lo que no me conviene. No sé cómo enfocar mis energías en cosas constructivas, en lugar de buscar destruirme una y otra vez.
Supuestamente soy inteligente
Pero siempre hago cosas burras, me siento burra.
Supuestamente soy atractiva.
Y siempre me siento fea, como podrida por dentro.
Supuestamente soy fuerte.
Pero cualquier estupidez me hiere en demasía.
Supuestamente me importa un bledo la opinión de la gente.
Pero me asusto, me da pánico sentirme juzgada, no resisto sus ojos sobre mí.
Quiero concentrarme en lo bueno. No quiero sentirme así. No quiero caer, no quiero sentirme en el infinito hoyo oscuro. Pero no sé cómo salir, no sé cómo escapar. Todo me jala aquí, sólo logro escapar cuando distraigo mi mente con cosas vacías, cuando no pienso en mí misma.
A veces pienso que debería internarme. Que no sé vivir en el mundo exterior. Que no tengo la fuerza. O lo quiero todo o no lo quiero nada. O quiero vivir y rebotar hasta las cúspides más altas o quiero guardarme, envolverme en tissues y quedarme quietecita.
Quisiera tener 6 años, dos colas, la barriga enorme. Quisiera que mi papá me abrazara fuerte fuerte, que me dijera que soy hermosa, que me diera unas gomas dulces, que me cargara hasta el cielo. Quisiera ponerme unas zapatillas de ballet y bailar por horas, sin tener que preocuparme por el mañana.Quisiera tener un maletín en donde entraran todos mis miedos, meterlos y enviar el maletín a Tazmania.
Quisiera confiar en un mañana mejor, quisiera ver que esto es pasajero. Pero llevo casi 10 meses en el hoyo, asomándome y cayendo, escapándome y volviendo y ya no quiero estar aquí. Pero cada forcejeo me debilita, cada escape me hunde, porque no lo hago bien, porque no sé cómo hacerlo bien.
Y ya no me queda fuerzas para pararme sola. Y quiero apoyarme en algo pero nada me soporta. O yo creo que lo que tengo a mano no soportaría la densidad de mi peso. No quiero esa ayuda, quiero la que no puedo tener. O quiero la mano de quien no me quiere ayudar. O pienso que en ciertos brazos podría sentirme segura. Brazos falsos, que no existen. Que nunca existieron.
Y hasta yo misma me canso de mi rollo. No entiendo como no te canso. Y pruebo, pruebo mil veces. Te araño, te escupo mi odio. Y tú te limpias la cara y me abrazas, me besas en la frente. Y yo lloro y tú me calmas. Y te beso y te aprecio. Hasta que cualquier cosa agita mi miedo. Hasta que mis propias frustraciones me comen viva por nada, hasta que se despiertan mis demonios y vuelvo a odiarte, a culparte. ¿Por qué?
Lo único que se me ocurre es irme, irme bien lejos. Estar sola. Distraerme con lo que veo, para no mirarme más por dentro. Huir. Y vivir como fugitiva de mí misma.
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