Wednesday, September 28

plot points

Para mí, ciertos momentos vienen acompañados de palabras.
O ciertos momentos no se hubieran dado si antes no se hubieran mencionado ciertas palabras.
Las palabras correctas. Perfectas.

Son palabras que se quedaron clavadas en mi mente.
Como los momentos que después provocaron. O no provocaron.

1. He’s got everything. He’s got you.
Saliendo de un bar-punto. Tú a mi lado, caminando por la calle oscura y fría. Las manos en los bolsillos. Acababas de cantar. De cantarme. “If you be my bodyguard, I could be your long lost pal” Yo no podía ni mirarte. ¿Para qué? Nada iba a pasar. Nada podía pasar.

2.
- I don’t like this song.
- Neither do i.
- Why are we dancing, then?
Tú y yo, stoneds hasta morir, bailando alguna pacharacada. En realidad no bailábamos. Esperábamos. Después de que me preguntaste, yo sólo te miré y casi me encogí de hombros. Bastante obvia, pero funcionó. No tuve que esperar más.

3.
- ¿Holas? ¿Qué olas? ¿Qué es eso?
Ya no te reías de mis bromas. Ya no ibas a darme la mano ese verano. Ya no me regalarías una foto-carnet-a-color, para yo guardarla en mi billetera de Hello Kitty. Pedalié en mi bicicleta lo más rápido que pude, para alejarme de ti, de las risas de tus amigos.

4.
- Your place or my place?
¿Cómo te atreviste? ¿Y cómo me pusiste esa pastilla en la boca sin que nadie se diera cuenta? Y después, mientras me dabas el noveno Smirnoff, ¿cómo me atreví yo a tragarmela? Ese brillo conocido en tu mirada. Ese bosque verde. Y un triángulo roto.

5.
- Let’s go to the loo, let me give you a…
Eramos dos niñas, riendo, jugando, provocando, empujando. Corriendo al baño de la mano. La vida soñada de los ángeles. Parecías un ángel. Tan rubia, tan delgada. Tan traviesas. Y la cara del bouncer. Y la fila de tragos pagados para nosotras.

6.
- Puedo decirte algo para calmarte?
- Sí.
- Hoy es viernes.
Nunca me habían dicho algo tan obvio, tan convincente. Y a la vez, sin nada de lógica, sin sustento. Pero el escucharlo, fue una brisa fresca atravesándome. Supe que me ibas a sorprender. Supe que tenías el poder para hacerlo. Y no huí. Y debí.

7.
- No hay agua, se acabó el agua en Lima. ¿Qué quieres?
A ti, desde el primer segundo. ¿No se me notaba a leguas? Pero no podía decirlo, no me hubiera atrevido. Y en ese instante supe que tú también. Que no era sólo yo. Que las fantasías podían hacerse realidad. Hermoso. Perfecto. Mi sueño. Terry con acento caribeño, venía con una cerveza hacia mí.

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