y ahora que?
hace dos años conocí a la sorda. yo para ese entonces ya estaba coja. las dos encajamos perfectamente, inconscientes de que fueron nuestras disfuncionalidades, más que nuestras personalidades, las que nos unieron.
ella aprendió a bajar el ritmo de su paso. yo a ponerme del lado del oído bueno para así poder conversar. o llorar. o quejarnos. o burlarnos de todos y de nosotras mismas. o reirnos. pero mayormente quejarnos.
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